El Roto 20.07.2012 |
Este blog se denomina Incoherrancias. Perdone el lector si me detengo un poco a explicar qué significa este nuevo palabro. Y, aunque la construcción del mismo, derivada de los términos incoherencia y rancia, lo dice casi todo de él, quiero matizarlo con la precisión de un cirujano.
La palabra "incoherencia" tiene, según la RAE, dos acepciones: 1. Falta de coherencia y 2. Cosa que carece de la debida relación lógica con otra. El adjetivo "rancio/a" se aplica a las cosas antiguas y a las personas apegadas a ellas, aunque también se dice del vino y de los comestibles grasientos que con
el tiempo adquieren sabor y olor más fuertes, mejorándose o echándose a
perder.
En el diccionario María Moliner, le adjudican tres significados a la palabra "incoherencia": 1. Cualidad de incoherente; incongruencia. 2. Cosa que contradice o no corresponde a otra determinada y 3. Cosa carente de significado por adolecer de falta de relación lógica con otra o entre sus partes.
Por otra parte, el calificativo "rancio/a"; aplicado a abolengo, estirpe o tradición, significa antiguo. Se dice también de las las costumbres acomodadas a los antiguos
usos de las familias nobles y a las personas que los observan, así como de lo anticuado o pasado de moda.
Pero en ambos diccionarios hay una acepción de rancio que cuadra perfectamente con ls pretensiones de este blog: Suciedad grasienta de los paños mientras se trabajan o cuando no se han trabajado bien.
Mezclemos las palabras incoherencia y rancia en una redoma lingüística y obtendremos dos posibilidades: Rancio-herencia e incohe-rancia. La primera me sugiere muchas reflexiones, pero que no vienen a cuento en esta serie de entradas; mientras que la segunda expresa mejor el sentido de lo que va a ser este blog. Para que sea gramaticalmente correcto el título escribiré Incoherrancias, aunque he dudado mucho. Es probable que cambie y que se quede en Incohe-Rancias.
Por tanto, una incoherrancia es una incongruencia intelectual y/ o ética, acomodada desde hace tiempo en la mente colectiva, que casi nadie se atreve a cuestionar y que no sabemos, no queremos o no podemos eliminar. Por extensión metafórica, añadiremos que se extiende como una mancha cultural por inercia, interés o impotencia, sin que exista una clara voluntad colectiva para limpirala definitivamente.
Como puede deducirse de la definición, no me interesan, aquí y ahora, las incoherrancias individuales. Todos las tenemos en mayor o menor medida. Permanecen ocultas en nuestra mente, aletargadas, emergiendo sin piedad en algunas situaciones para decirnos que vivimos como seres contradictorios, que no somos lo que creemos ser o lo que decimos que somos, sino lo que hacemos, por necesidad adaptativa o, simplemente, por autoengaño.
Adelantaré dos ejemplos paradigmáticos de incoherrancias: La idea de la Monarquía en el vérice de la pirámide de la Democracia y el confesionalismo de nuestras instituciones. De ellas y de algunas más trataremos en las próximas entradas. De otras ya he escrito en algunas ocasiones. Espero que tenga la sabiduría suficiente para mantener este blog y, gracias a ella, la atención de sus lectores/as.
Por tanto, una incoherrancia es una incongruencia intelectual y/ o ética, acomodada desde hace tiempo en la mente colectiva, que casi nadie se atreve a cuestionar y que no sabemos, no queremos o no podemos eliminar. Por extensión metafórica, añadiremos que se extiende como una mancha cultural por inercia, interés o impotencia, sin que exista una clara voluntad colectiva para limpirala definitivamente.
Como puede deducirse de la definición, no me interesan, aquí y ahora, las incoherrancias individuales. Todos las tenemos en mayor o menor medida. Permanecen ocultas en nuestra mente, aletargadas, emergiendo sin piedad en algunas situaciones para decirnos que vivimos como seres contradictorios, que no somos lo que creemos ser o lo que decimos que somos, sino lo que hacemos, por necesidad adaptativa o, simplemente, por autoengaño.
Adelantaré dos ejemplos paradigmáticos de incoherrancias: La idea de la Monarquía en el vérice de la pirámide de la Democracia y el confesionalismo de nuestras instituciones. De ellas y de algunas más trataremos en las próximas entradas. De otras ya he escrito en algunas ocasiones. Espero que tenga la sabiduría suficiente para mantener este blog y, gracias a ella, la atención de sus lectores/as.
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